Vox también toma posiciones electorales en Andalucía y releva a su portavoz en el Parlamento

Sustituye a Alejandro Hernández por Manuel Gavira en una estrategia para buscar perfil propio frente al PP en una «nueva atapa» con la vista en las elecciones

Cerrado el capítulo electoral en Madrid, Andalucía está ahora en el punto de mira y se suceden los movimientos tácticos de los partidos. El último en mover ficha ha sido Vox, que de forma sorpresiva ha anunciado este jueves una reorganización completa de su grupo parlamentario, su escaparate a falta de estructura territorial, con el relevo de su portavoz incluido. Alejandro Hernández, que había sido la voz y el rostro más visible del partido de Santiago Abascal en la comunidad andaluza ha sido relevado por Manuel Gavira, que hasta ahora formaba parte de la Mesa del Parlamento y que era, con el permiso del ya ex portavoz, uno de los más destacados miembros del grupo.

Aunque Vox ha asegurado que el cambio de Hernández por Gavira se enmarca en una reorganización «ordinaria», se produce, y no por casualidad, en un contexto político marcado por las elecciones de Madrid de este martes -en las que Vox no ha sido capaz más que de conservar lo que ya tenía- y, sobre todo, por el hecho de que la siguiente convocatoria en el calendario electoral en España -si no hay sorpresas- tendrá lugar en Andalucía, haya o no anticipo.

Así lo reconocen, de hecho, fuentes oficiales de Vox en Andalucía, que recalcan que aun agotando la legislatura no quedan más de ocho o nueve meses de actividad efectiva. «Entramos en un tiempo político nuevo, con las elecciones a la vuelta de la esquina», subrayan estas fuentes, que enmarcan el relevo de Hernández en una estrategia de reactivación del partido que estaba decidida, añaden, antes incluso de que se convocaran los comicios madrileños. Desde otras fuentes de Vox se va más allá y se afirma que el cambio obedece tanto a ese «nuevo tiempo» con aires electorales como a un intento de marcar distancias con el PP después de una mitad de la legislatura en la que la cercanía ha sido máxima y el entendimiento casi absoluto. Hasta el punto de que ninguna de las amenazas de ruptura que, en más de una ocasión, se han lanzado desde el partido de derecha radical por los incumplimientos del pacto con PP y Ciudadanos ha llegado a materializarse.